Primera Civilización Maya de las Tierras Bajas

La Primera Civilización Maya de las Tierras Bajas

Para el Formativo Tardío, los mayas de las tierras bajas habían comenzado a dar forma a una civilización que se convertiría en la más grande del Nuevo Mundo. La península de Petén-Yucatán carece de muchas materias primas y tiene un potencial agrícola relativamente bajo. Pero lo que sí tiene en cantidades ilimitadas es piedra caliza de fácil extracción para la construcción y sílex para la cantería. El cemento y el yeso podían producirse fácilmente quemando piedra caliza o conchas.

El corazón de la civilización maya fue siempre el norte de Petén, en Guatemala, donde se encuentran las estelas mayas más antiguas, aunque esto plantea un problema de interpretación histórico-cultural, ya que los primeros prototipos de estas estelas -como se ha mencionado anteriormente- se han encontrado en el litoral del Pacífico y en las tierras altas de Guatemala. La cultura del Formativo Tardío de Petén es la llamada Chicanel, de la que se han encontrado evidencias en muchos centros mayas. La cerámica Chicanel incluye platos con bordes anchos y acanalados, cuencos con silueta compuesta y vasijas que parecen cubos de hielo. Las figurillas están curiosamente ausentes.

La arquitectura ya estaba bastante avanzada y había adoptado una forma peculiar de los mayas. Las plataformas de los templos se construyeron recubriendo un núcleo de cemento con gruesas capas de yeso. En el sitio de Uaxactún, la estructura E-VII-sub ofrece una buena idea de un templo-plataforma chicanel. Es una pirámide escalonada de cuatro lados, cubierta de estuco, con pares de máscaras de dioses estilizados que flanquean escaleras a cada lado. En su cima había un templo con techo de paja. En Tikal, el gigante entre los centros ceremoniales mayas, la llamada Acrópolis se inició en tiempos de Chicanel, y hubo un gran uso de plataformas y escaleras estucadas en blanco, con máscaras policromadas flanqueando como en Uaxactún. Y lo que es más importante, hay pruebas de Tikal de que los arquitectos mayas ya construían superestructuras de mampostería con el principio de bóveda de ménsula, es decir, con estructuras en forma de arco cuyos lados se extienden progresivamente hacia adentro hasta que se unen en la parte superior. El gran tamaño de las poblaciones chicaneles y el grado de centralización política que existía en esta época se ven corroborados por el descubrimiento en el siglo XX del enorme sitio de El Mirador, en el extremo norte de Petén. La masa de la construcción de El Mirador empequeñece incluso la de Tikal, aunque El Mirador sólo estuvo ocupado sustancialmente durante la fase Chicanel.

También se conoce una civilización similar a la de Chicanel en Yucatán, donde algunas pirámides templo de enorme tamaño son datables en el Formativo Tardío. Un sitio sobresaliente es la cueva de Loltún en Yucatán, donde una figura en relieve de un líder de pie en puro estilo Izapan está acompañada por un número de jeroglíficos ilegibles, así como una notación en la cuenta de 260 días. Esta inscripción plantea la cuestión de la escritura y el calendario entre los mayas de las tierras bajas en el Formativo Tardío. A principios del siglo XXI, los arqueólogos descubrieron jeroglíficos mayas -además de impresionantes murales policromos- que datan de alrededor del año 100 a.C. en el yacimiento de San Bartolo, en el noreste de Guatemala. El hallazgo sugiere que varias innovaciones intelectuales importantes, consideradas típicamente mayas, se desarrollaron más allá del área maya propiamente dicha y aparecieron allí antes del final del Formativo. No obstante, la civilización de Izapan parece haber desempeñado un papel crucial en este proceso evolutivo.

Revisor de hechos: Conrad

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Notas y Referencias

Véase También

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